lunes, enero 02, 2006, rallada de belga_seg a las 1/02/2006 02:30:00 a. m.
Os jodeis. Realmente os jodeis la vida. Hace unos años que se fue. Siempre tuvo ese aspecto de hombre bonachón; con su considerable barriga, su calva, sus ojos grandes y su inamovible sonrisa. Puede sonar a tópico, pero todo el mundo lo quería. Solo había algo de él que detestaba, y era el eterno olor a tabaco en su jersey. Le tengo en mi mente a todas horas, es mi ángel, lo sé. El frío del invierno se hace más intenso al recordar el vacío que dejó en el hueco de la terraza. En su casa ya no se pone Belén… Ella no me ha dicho por qué, pero estoy segura de que la razón está en que el ángel le robaría protagonismo a la Virgen, al Niño y a San José… Creo que fue porque me acabé acostumbrando, el caso es que cada vez que cruzo la puerta de su casa, parece como si el humo aún flotase en el ambiente. Como si él siguiese ahí. Y sin embargo, no es así. Acabó muriendo, junto con su inseparable cigarro, en el fondo de un cenicero.
Y ahora él. Hace unos meses se lo diagnosticaron. Desde entonces su aspecto de general de Artillería ha ido en declive. Si no fuese por las medallas, las fotos y los premios que visten las paredes de su hogar, cualquiera lo diría. Hoy me he fijado en sus piernas, y es como si los pitiillos que fumase antaño se hubiesen apoderado de sus músculos. Su fuerte cabellera ha dejado paso a una afeitada cabeza, de la que parecen salir todos esos humos acumulados desde su adolescencia. Hoy, me pesa decirlo y pensé que jamás lo diría; es un anciano gruñón e injusto con ella. La admiro. No sé cómo aguanta. Hoy también me ha gritado a mí, sin razón, por meterme “donde no me llaman”. He estado tres horas llorando… A la cuarta han llamado. Se lo llevaban al hospital. Confío en que se recuperará pronto, porque mi ángel, que al fin y al cabo es el suyo también, lo vigila.
A mi sólo me queda el consuelo de rezar… por él y por toda la gente a la que quiero, y que se empeña en meterse al demonio en el cuerpo, voluntariamente, a base de aspiraciones que no aspiran a nada. Sólo queman, por dentro y por fuera.
canción de la semana, del día, del momento, de cada segundo que pienso en él: "el hombre del frío" (Tiza)
"pocos kilos vestían su vida... de pronto se fue hacia algún lugar donde nadie le fuera a buscar, dejó la inmensidad, el silencio en un lugar..."