Me voy siete días y pretendo volver. Volver siendo quien soy, con mis dudas y mi timidez, y mis tardes de bajón escuchando música de la buena y mis tardes de sillón disfrutando con pelis de las malas, con mis días en la luna y mis noches estrelladas contra una almohada que me escucha, pero nunca responde. Y digo nunca… porque ya se ha muerto de puro aburrimiento. Siempre la misma historia, siempre la misma pregunta, “¿Dónde estoy?” formulada de diferente manera a medida que voy asimilando conceptos mayores… Pero me da igual, aunque ella también me haya abandonado, pretendo volver igual. Igual que me voy, igual quiero regresar.
Me voy 168 horas y pretendo volver. Volver siendo quien soy, con mis palabras escritas y mis silencios hablados, y mis martes de conciertos y mis jueves de habitación escribiendo hasta las tantas o durmiendo desde las prontas. Pretendo volver igual que me voy, aunque los días allí sean más largos, aunque tenga muchísimos más minutos para pensar y rectificar, y volverme como quieren volverme. Volveré igual.
Y es que hoy me he vuelto a dar cuenta de que yo soy quien se pone zapatillas sin dudarlo cuando el resto se pone zapatos “por si acaso”; de que soy quien sólo se pinta la raya del ojo porque y cuando me apetece, y no por seguir un ritual; de que soy la que bebe agua y no sangría, no por miedo a una multa, sino porque nunca me dio miedo decir que no me gustaba; de que soy quien no se asombra y cuchichea por la forma de quererse de dos personas a las que ni siquiera conozco; de que soy quien durante una hora de música, sólo consigue tararear una canción de hace seis veranos, además de los típicos villancicos; de que soy quien mientras el resto hace un círculo y baila, yo permanezco en la circunferencia, mirando la decoración del bar, e intentando averiguar lo que pone en un marco a varios metros de distancia de mis ojos; de que soy quien se va antes, porque aunque me lo he pasado bien, ha llegado mi hora y no la que me han impuesto mis padres. Supongo que por eso nunca me impusieron una; y cómo no, de que soy la que llega a casa, y en vez de meterse en la cama corriendo, se pone a escribir lo que muchos considerarían tonterías… y yo, tan solo considero una mínima parte de lo que soy… porque sé que aún no me conozco del todo. Por eso sé que volveré.
Estaré incomunicada, pero… piénsame… seguro que conseguimos comunicarnos… Hasta la vuelta.
Canción de la semana: “Búscame” (Emilio Rúa)
“Búscame aunque sea en la noche, en la oscuridad que te esconde, búscame… búscame a ciegas por las ciudades, a escondidas entre la gente, búscame… búscame sin saber cómo ni dónde, sin saber cuándo ni por qué…”