“se inventaron un guión del mejor cine, de esos de hoy tatúo mi único ‘te quiero’ sobre tu piel, y mañana el folio se arruga, la tinta se seca y… no te vuelvo a ver…”
-Sí, éh ssierto… shó le dijhe que acá sería felí… era linda, muy linda. Fui shó quien le enseñó haser el amor, sabé? Shevávamo doh meseh jhunto... Fue lindo lo nuehtro… Esha resién lo había dejhado con un boludo que le quiso marcar en el calendario la fecha para el sexo… porque no se amaban, entendíhte? Por eso lo dejhó mientra comensaba conmigo. Shó sí… shó sí la amaba, y la sigo amando... Y esha a mí. Lo sé. Pero ahora no quiere que regresemo… y siempre acaba shorando cuando nos encontramo... Shó vine aquí para shevármela y…
- Cómo la iba a amar si la dejó tirada, aquí, en España. Se fue a Argentina después de prometerle el cielo y el mar. Ella se quedó haciendo malabarismos mentales con su anillo de compromiso, y la ilusión de toda una vida por delante. ¿No se dio cuenta de que tenía 16 años?¿En qué pensaba cuando dejó de contestar al teléfono cada vez que ella lo llamaba? Podía haber tenido un poco más de tacto… delicadeza. Hacer las cosas de otra manera…
- ¡Pero boludo! ¿Qué queré que hissiera? Cuando volví a la Arhentina… y a mis campos… y todo lo que había dejhado durante tres añoh… me pudo la situasión…
- Bueno, comprenda que ahora es a ella a quien le puede la situación. Me ha dicho que le comunique que no quiere volverlo a ver en la vida; si lo hace podría llegar a tomar medidas judiciales… En caso de que me vaya a preguntar… Sí, lo ha dicho llorando…
“él le dijo ‘sho te esperaré al otro lado del charco en mi cabasho, donde acaba el Buenos Aires Urbano’… Y nada sucedió, la historia giró, y ella llora sola y triste en su habitación…”
Javier y yo nos conocimos en un partido de fútbol. Tiene gracia, porque a ninguno de los dos nos gusta el fútbol… la verdad es que es una historia surrealista. Estábamos en el descanso de un Real Madrid-Atlético. Me sonó el móvil… “I am what I am” de Gloria Gaynor. Hasta que lo conocí a él reconozco que me daba un poco de vergüenza que en mi móvil sonase algo tan anticuado… pero era mi canción favorita. Mi novia siempre se reía de mí, porque cada vez que sonaba, me ponía rojo y metía la mano en el bolsillo con una rapidez pasmosa. A ella también le avergonzaba… por eso intentó que cambiase la melodía, pasándome canciones de El Canto del Loco, Hombres G o Blink 182… pero lo cierto es que nunca llegaban a durar más de 24 horas. Mi novia y yo no compartíamos ni el gusto musical. Supongo que por eso lo dejamos…
Yo había comprado dos entradas para el derby, quería darle una sorpresa el día de nuestro aniversario. A ella le apasionaba el fútbol. Yo lo aborrecía. Dos días antes se acabó nuestra relación de 3 años… Me alegró saber que ella era más valiente que yo para romper con una rutina que empezó al tercer día de empezar. Así que como tenía las entradas y nunca había estado en un partido de tanta relevancia, decidí vender una y quedarme con la mía.
Una de esas amigas de toda la vida con complejo de buitre carroñero me llamó en el descanso para saber “qué tal estaba”. Al colgar me encontré a Javier, que estaba sentado en el asiento de al lado, mirándome fijamente. Me hizo gracia su cara, y a él le debió de hacer gracia la mía, porque en seguida me preguntó “¿eso era I am what I am?”. Dice que mi sonrisa en aquel momento no es comparable a ninguna de esas sonrisas que salen en los anuncios de chicles de clorofila. Le conté que era mi canción favorita; él me dijo que a su padre siempre le había gustado Gloria Gaynor, y que “al final todo se pega” (con todo lo que habíamos vivido María y yo, yo no estaba tan seguro de eso).
Él estaba esperando a que llegasen sus amigos, que habían ido a comprar bebida y a “mear”. Él no iba al baño con “tíos, eso es de maricones”. Así que se quedó en las gradas vigilando los abrigos. Estuvimos todo el descanso hablando. Me contó que llevaba con su novia dos años, y que ella era la persona que más le había querido en la vida, que le había ayudado a salir de muchas “movidas”… Me contó alguna de esas “movidas”. La mayoría tenían que ver con los amigos con los que había ido al partido. Intercambiamos teléfonos y empezamos a vernos. Un día, otro día, otro día… descubrimos que éramos tan iguales como distintos. Desde el principio hubo algo especial entre nosotros; química o qué se yo… Lo cierto es que llegó un momento en el que creo que ambos nos empezamos a plantear ciertas cosas.
Javier dejó a su novia, y no lo pasó muy bien durante un par de semanas; semanas en las que nos convertimos en mutuas sombras. “Yo la quiero, mucho, pero ella está enamorada y yo no. Me pregunto si alguna vez he pensado en ella nada más levantarme”, me decía.
Esa frase me impactó… yo sí pensaba en él nada más despertarme. De nuevo fui un cobarde, y de nuevo tuve suerte de tener al lado a alguien valiente… nos costó. A los dos. Nunca nos habíamos sentido atraídos por alguien del mismo sexo. Un día, no sé cómo pasó, pero pasó. Y sigue pasando…
“y es que son finales imposibles o finales descartados, a veces impredecibles, otras más, otras más que augurados… finales que se repiten, pasan sin pena ni gloria de puntillas por la historia, al final son siempre el mismo final complicado, con la banda sonora de un llanto…”
El actor, de 27 años, y la multimillonaria cantante, de 23, confirmaron ayer su ruptura en un comunicado especial enviado a los medios. En el mismo desmienten los rumores de las últimas semanas, y declaran que el fin de la relación no se debe a terceras personas.
Concluye así un amor que tenía encandiladas a las cámaras de todo el planeta. Guapos, ricos, famosos, ¿qué más se le podía pedir a esta pareja? Se conocieron en el rodaje del videoclip de ella, y desde el primer momento se volvieron inseparables… Han sido tres meses de intenso amor paseado por todos los rincones del planeta y todas las portadas de las revistas más glamourosas del mundo.
En estos momentos ella se encuentra comenzando la gira de su nuevo disco, y él inmerso en el rodaje de su primera película como actor protagonista. Parece ser que es cierto eso de que “la distancia es el olvido”.
“Se hicieron daño jugando a quererse demasiado, tropezando en cada esquina se perdonaban la vida y… volvían, ella le escribía otra canción más, concierto privado en la oscuridad…”
No te quiero. Nunca lo he hecho. Tú a mí tampoco, así que ¿para qué ponernos trágicas? llevábamos un año y medio sabiendo lo que había. Yo fui tu consuelo después de lo tuyo con Irene y tú fuiste el mío después de mis 5 años buscando sin encontrar. La verdad es que no sé por qué decidimos “formalizar nuestra relación”, y lo que es peor, forzarla. Vale, es cierto que pasamos un mes en el que si no acabábamos en la cama cada vez que nos encontrábamos, parecía que nos faltaba algo. Pero, ¿y qué? Lo que tú me llevas dando todo este tiempo, me lo pueden dar otras igual o mejor. Todos lo decían, desde el primer momento en que supieron que yo hablaba de ti como “mi novia” y yo era para ti la tuya. Seguro que hemos sido el tema de conversación de mucha gente. Si me hubiesen dejado, yo habría hecho quinielas con nuestra relación… 1… X…2… Siempre fue la X, siempre el seXo. Lo dicho guapa, que te vaya bonito.
“él bailaba su balada, le hacía segundas voces y una noche, una tercera se oyó… y todo sucedió, la historia giró, y ella llora sola y triste en su habitación…”
Su final lo cantaron desde el principio hasta las ranas del estanque. Él, hijo de una familia tradicional, conservadora, católica, con dinero… Ella, el único tesoro de una madre soltera a los 18; sin estudios, sin trabajo… la niña de la voz melancólica y la guitarra rota que se escuchaba un día sí y dos no en la parada de Atocha. Él se aprendió de memoria su agenda de conciertos. Cogía sitio en primera fila, apoyado en la columna, y la miraba y la miraba, y ella lo miraba y lo miraba. Un día él aplaudió. Ella, al reparar en la elegancia de su único espectador, al mirar más allá de una mirada, se asustó. Cogió las cosas. Se fue. Dejó pasar su tren.
“ y es que son finales imposibles o finales descartados, a veces impredecibles, otras más, otras más que augurados… finales que se repiten, pasan sin pena ni gloria de puntillas por la historia, al final son siempre el mismo final complicado, con la banda sonora de un llanto…”
Canción de la semana: “Más agua que en el mar” (Sandro)
“Sé que un día dirás basta, basta ya de tonterías, ya no queda pegamento en este amor de pegatina… juntos en el mismo barco navegábamos un día, y no quedó claro de quién fue la culpa mientras se hundía… Mientras tanto te quiero y no te aguanto…”