Un corcel se desintegra a medida que una de sus patas recorre un trayecto con destino Madrid, otra se queda bailando sola con las olas del Mediterráneo, y una tercera se prepara para volar hacia Sevilla y luego correr sin descanso a Córdoba… La cuarta pata esta vez estaba herida, y tuvo que quedarse a las puertas de la Pilarica… Cada una por su lado pero todos en el mismo lugar.
No, otra vez no me lo creo
Que haya llegado el momento
De decirte adiós,
te pierdo.
Y tú, que me dices “hasta luego”,
Aún sabiendo que no es
cierto, que me engañas,
Que pueden pasar semanas hasta vernos.
Siempre que nos despedimos me pregunto por qué cuando estoy contigo las manillas de mi reloj se vuelven locas y pasan por encima de los números a una velocidad desmedida. Te miro de reojo desde el asiento de otro autobús más y frunzo el ceño al pensar que hemos vuelto a decirnos “Hasta luego”. No aprendemos. Supongo que es lo único que nuestras neuronas aciertan a decir. Nuestras mentes están colapsadas de buenos momentos que, quién sabe cuándo, volveremos a repetir.
No acabamos de despedirnos y ya te echo de menos. Echo de menos tu manera de conducir, bordeando los pasos elevados para no volar más de lo debido; hace tiempo llegué a la conclusión de que eras otro de mis ángeles, así que ¿para qué volar sin otra cosa que no sean tus alas? Gracias por todos los paseos por tu cielo. Echo de menos mirarte a loh ohoh y decirte “te quiero” sin hablar, como El Maestro nos enseñó a hacerlo a las dos. Echo de menos tu peculiar forma de hablar en varios idiomas y la forma en la que yo te entiendo hables en el idioma que hables. Echo de menos ver cómo me mandas y ver cómo yo te hago caso por el simple hecho de que si no te veo sonreír me muero. Echo de menos dormir a escasos metros de ti y aún así avisarte de que he apagado la luz de mi cuarto, para que sepas que voy a contarle a mi almohada lo mucho que disfruto a tu lado. Y desde esa maldita ventana, no puedo evitar echar de menos no tener que echarte de menos.
Parece mentira nadie me lo advertía
Aquel día que te hablé…
Y ahora no
encontrarás quien me pueda hacer
Creer que en la distancia no se puede
querer.
Te echo de menos y te quiero aún más que la última vez que nos despedimos. Siempre pienso que parece mentira cómo llegamos a sentirnos tan cerca de pesar de estar tan lejos. Siempre pienso que será imposible quererte más de lo que te quiero esta vez… y siempre acabo equivocándome. Siempre es un andén el testigo de mi ignorancia.
Vuelve la cuenta atrás, te miro y lloro, y lloro,
No soy de piedra y tú en
cambio si eres de oro.
Da coraje saber que lo que ignoran del todo
Es que nuestra amistad se ha convertido en tesoro.
Mira a tu alrededor están cayendo
cristales,
Desde que estás aquí ya no llueve como antes.
Ahora empieza a caminar,
Yo volveré a restar,
Los días que me quedan para volverte a abrazar.
Te vas, comienza la cuenta atrás.
Llueve fuera y llueve dentro. Comienza la cuenta atrás de nuevo. El autobús se pone en marcha y los kilómetros que nos separan se van asfaltando otra vez, poco a poco. Eres increíble. Es lo único que se me ocurre al recordar uno a uno todos los momentos vividos en otra nueva ciudad a tu lado. Si pocos comprenden el origen de nuestra amistad, que no miren mientras caminamos durante horas por calles desconocidas, y subimos a torres desde las que el vértigo no existe si tienes mi mano cerca para agarrarte.
Me he dado cuenta que en el fondo,
La distancia tocó fondo cuando tú entraste
en mi vida.
Sí, lo intentó de malos modos,
Asfaltando los kilómetros que impiden
Que pueda llamarte hoy para ir al cine.
Descuelgo el teléfono, un último intento,
Regreso a la realidad.
Te tengo tan lejos, te siento tan cerca,
Estás en mi pensamiento nada más.
Toco fondo mientras te escribo un mensaje. Regreso poco a poco a la realidad y mientras, paisajes se suceden en la ventana, fundiéndose con fotos en blanco y negro en las que aparecemos con una fuente de fondo, sentadas en la silla de una habitación, celebrando un cumpleaños, bailando al ritmo de una música que en nada se parece a la que alimenta mis oídos ahora mismo… Te siento cerca, muy cerca.
Te quiero… y le robo las palabras a quien nos unió… "hasta que el corazón aguante"… por muchas más cuentas atrás.Vuelve la cuenta atrás, te miro y lloro, y lloro,
No soy de piedra y tú en cambio si eres de oro.
Da coraje saber que lo que ignoran del todo
Es que nuestra amistad se ha convertido en tesoro.
Mira a tu alrededor están cayendo cristales,
Desde que estás aquí ya no llueve como antes.
No olvides llámame al llegar,
Quiero saber que estás
De nuevo en ese sitio
Donde no puedo escapar…
Recuerda esto no
es el final.Ya he llegado. Ahora te llamo para que sepas que estoy bien a pesar de estar anímicamente tocada. Por favor, escápate cuando puedas… necesito volver a verte pronto.
Ahora empieza a caminar,
Yo volveré a restar,
Los días que me quedan para
volverte a abrazar.
Te vas, comienza la cuenta atrás.
Canción: Foto en Blanco y Negro (El Canto del Loco)… “Solamente oir tu voz, ver tu foto en blanco y negro, recorrer esa ciudad… yo ya me muero de amor. Ver la vida sin reloj y contarte mis secretos… Y vivir así yo quiero vivir así”