Magia juega conmigo al escondite inglés. La veo, me ve, cierra los ojos, y cuenta hasta tres. Me acerco a ella y cuando estoy a punto de rozarla, ¡pum! Dice “ya” y toca congelarse. Magia sólo se fija a veces en si hago trampas o no; se lo pasa bien jugando a despistarme. De vez en cuando me da a entender que un día llegaré hasta ella, y me mira de reojo, haciendo como que no me ve, para que yo me mueva y avance un poco. Pero el camino se parece a aquellas eternas escaleras de caracol de la bella durmiente... Y me da por pensar que me dormiré de puro aburrimiento antes de alcanzarla.
Magia parece no crecer, no se cansa de repetir la misma frase: “sin mover las manos ni los pies”, y no se da cuenta de que hay veces que estos se intentan ir por inercia y de que a mí se me acaba el comodín de la abstinencia… Y es que Magia todavía no sabe que con la adolescencia nos cambió el cuerpo a las dos, y que ahora ella tiene imanes por dientes, y yo un acogedor iglú en el polo opuesto, que tiene colgado desde hace tiempo el cartel de “se alquila habitación”. La vivienda está cara y mi iglú cuesta muy poco, demasiado poco; pero Magia ni siquiera pregunta por el precio, porque parece tener muy claro que todavía me quedan días, y muchas más noches, para alcanzarla.
Magia se ríe de mí de vez en cuando, y cuando en vez de eso, me sonríe, Magia hace magia por momentos; no saca conejos de una chistera, ni adivina dónde había metido mi as de corazones… simplemente consigue multiplicar lo indivisible, y hace que de una sonrisa, salgan dos. Pero en seguida vuelve a decir: “un, dos, tres, al escondite inglés, sin mover las manos ni los pies”. ¡pum! Dice “ya”, y toca congelarse.
Disco del día: “Magia” (Rosana)
Canción: “Magia”… “Magia es probar a volcar lo que hay en el fondo de ti, Magia es verte sonreír.... Magia es probar a saltar sin mirar, es caer y volver a empezar...”