- Usted dirá.
- Contención pectoral, señor psicólogo; esa es la primera de una larga lista de enfermedades que el doctor me ha diagnosticado, pero que ha sido incapaz de tratar. Me dijo que quizás usted entendería mejor de estas cosas. Contención pectoral… permítame que le haga mi propia interpretación de estas palabras; No voy a dejarle que me toque el pecho, pero si lo hiciese, notaría que el lado izquierdo podría explotar en cualquier momento, que hay acumulados demasiados sentimientos que he sido incapaz de soltar a lo largo de estos años. Le he dicho que ni se le ocurra acercar su mano a mi…
- Tranquilícese, no hace falta, se le ve en los ojos, y no solo en el izquierdo, del que, por cierto, le está cayendo una lágrima. No se preocupe, es uno de los síntomas de la contención pectoral. Pero yo no puedo ayudarle en eso. Es usted quien tiene que encontrarle solución. ¿Lo nota siempre?
- ¿El qué? ¿La contención pectoral? Sí, bueno, no… Es que… a veces no sé si es eso u otra de las enfermedades que el doctor me ha diagnosticado… Quizás últimamente lo note más, sí… será el verano, que la sangre altera.
- Señorita, es la primavera.
- No señor, usted no tiene ni idea. Además, seguramente sea usted discípulo de Freud, por lo que estará alterado todo el año… a mí eso no me interesa. Seguramente ese sea otro de mis problemas, no necesito desnudar cuatro letras y ponerlas a bailar unas encima de otras. Lo que le estaba contando… Lo noto cuando miro sus ojos a lo lejos, se encuentran con los míos y… lo noto cuando tengo cerca su boca y… lo noto cuando se pone a mi lado y…
-¿y?, ¿y?, ¿y?
-… … …
- Vaya, tiene usted un grave problema de contención pectoral… pase al siguiente punto de la lista, por favor… a ver si en ese puedo ayudarle en algo.
- Síndrome de Amelie.
- Querrá decir, de Peter Pan, síndrome de Peter Pan.
- No señor, de ese también padezco, una de sus variantes. Si quiere, ya que lo ha nombrado… a veces me da la sensación de que me encanta ser así… como si fuese menor de lo que soy… pequeña y frágil… como si no quisiera crecer… me encanta que venga alguien por detrás y me alborote el pelo, mientras me dice “qué pasa contigo pequeñaja”, para luego darme un medio abrazo y que yo sólo acierte a responder con una sonrisa inocente, como cargada de ingenuidad… Me encanta verme reflejada en otros ojos con unos años de menos…
- Pues perdone que le diga, que como siga usted así, se va a quedar en los quince años toda la vida, y luego no se extrañe si le piden el DNI en las discotecas.
- Si usted supiera…
- ¿El qué? Ah… tiene usted pinta de ser una de esas raras que no soportan la música a todo volumen de las discotecas… mejor no se salga del guión, porque sino presiento que podríamos pasar aquí horas. Explíqueme el síndrome de Annie ese…
- Amelie señor psicólogo, es Amelie. Pues eso… supongo que al diagnosticármelo, el doctor se refería a que muchas veces quiero arreglar la vida a la gente de mi alrededor y me olvido de los desarreglos de la mía… que me mantengo distante en el cuadro de la realidad, con la mirada perdida en la fantasía, en alguien a quien ni siquiera conozco, en algo en lo que probablemente no pasará nunca… que me empeño en soñar en que esa persona, un día llamará a la puerta de mi casa en el preciso instante en el que mi contención pectoral no pueda evitar el big-bang…
- El big bang… señorita, ¿está usted segura de que su problema no es de alcoholismo?... ah no, lo olvidaba, sigamos sobre el guión… ¿algo más?
- Bueno… no… o sí… son dos cosas que no me ha diagnosticado el doctor, pero que me preocupan seriamente. Estoy convencida de que ahora mismo tengo una fisura entre el sentido y el común. No me mire así, que no puede verlo, pero si me radiografiasen el alma se podría ver, se lo aseguro… los mejores momentos para detectarlo es cuando estoy en el coche, sola, y suenan 8 de cada 10 canciones en la radio, o antes de dormir, cuando mis pensamientos son la única voz que rompe el silencio de mi habitación… Y lo otro, aún no lo tengo, pero lo tendré. Seguro. Conformismo cerebral. Es como cuando mi madre me dice que de mayor tendré dolores de espalda, por ir con la cabeza gacha…
- Conformismo cerebral dice… no había oído cosa semejante en la vida.
- Pues sí, que al final, todas esas enfermedades que le he dicho; la contención pectoral, el síndrome de Amelie, el de Peter Pan, la fisura… en fin, todo… será neutralizado por el conformismo cerebral. La razón acabará imponiéndose a todo, y seré feliz a pesar de nada.
- Está usted verdaderamente desequilibrada… No se me ocurre otra cosa que proceder a hipnotizarla, y a ver si de esa manera logramos evitarle parte de sus males. Cuando cuente “tres”, usted se dormirá.
- ¿Está loco? Mi sueño es mío, y de nadie más. Comparto inevitablemente la realidad, pero en sueños no la respeto… usted ya ha hecho su trabajo; me ha escuchado despierta… suficiente. Dormida sólo le hablo a mi almohada.
Disco de la semana: sorpresa
Canción: más sorpresa todavía