- Que eres tonta de remate, y que me estás haciendo daño. Mucho. Que cada pedazo duele más que el anterior.
- Lo siento. Ya sabes que nunca se me ha dado bien esto.
- Me partes en mil cada vez que te callas y no dices nada. ¡joder! ¡Que tienes veintiún años! Que ya es hora de que dejes de tener miedo a tus propios sentimientos, que yo no tengo la culpa de que a ti te plantasen encima de la cara la boca que yo no tengo. Con lo fácil que sería decir, simplemente; “nunca nadie me ha hecho sentir lo que me haces sentir tú”.
- Ya… si yo…
- Ni yo ni nadie. Que son doce palabras. Doce. Dices que “te quiero” es demasiado sencillo y cuando te lo complico un poco, cuando quiero que digas algo mucho más sincero, vas y te parece extremadamente difícil de pronunciar. Yo te juro que no sé lo que voy a hacer contigo… o conmigo… que como me sigas destrozando voy a dejar de responder.
- Igual estaría mejor sin ti… sin sentir… sin querer… sin amar, que no es lo mismo, y que es lo que me está matando…
- Querrás decir que me está matando a mí. Ya te cargaste al izquierdo a base de enamorarte todas esas veces y mantenerlo en secreto…
- ¿Enamorarme? Debía ser un corazón muy frágil, porque ahora es cuando me estoy dando cuenta de que todas esas veces, como tú dices, nunca estuve enamorada. No era lo mismo. No sentía lo mismo. Siempre todo empezaba en un “mira, pues es buena persona”. Siempre acababa encontrando alguna complicación externa que se imponía a lo que me hacían sentir, si es que me hacían sentir algo. Y todo se acababa y buscaba otra buena persona que pudiese arreglar mi vida.
- En eso te creo… Esta vez es distinto… hasta yo lo estoy notando. La forma en la que me acelero cuando está delante no es normal… Pero niña, ¿se puede saber qué te hace?¿qué tiene de especial esta vez?
- Todo. Desde el principio. Todo ha sido especial. Todo es especial. Todo es diferente. Increíble. Todo lo que antes me podría importar, lo que me podría plantear… deja de existir, deja de ser un problema. Pregúntales a los ojos; tú sientes el impacto de esa sonrisa, pero ellos lo ven y… no sé, ¿por qué hay que encontrarle a todo una explicación? ¿por qué quieres que te dé una razón lógica? Es y ya está. Pasa y no puedo evitarlo, y creo que precisamente cuando no puedes evitar algo es porque es una fuerza mayor, incontrolable, imparable; y de lo único que tienes la certeza es de que es de verdad… Lo único que me apetece es estar donde está, ir donde va, encontrar cualquier excusa para poder cruzarnos... ¿Te fatigas mucho cuando se acerca?
- Tranquila, ya me tengo medido el pulso. Me he convertido en un auténtico velocista. Igual hasta me llevan un día a participar en un mundial de corazones… desde luego deben quedar pocos tan peculiares como yo por el mundo. Mira que eres cobarde…
- ¿Crees que un día dejaré de insinuar las cosas y seré capaz de decírselo?
- Yo no sé qué más hacer para que se lo digas… al menos me queda el consuelo de que no fue difícil convencerte de que lo que sentías era “esto” y no “lo otro”.
- A veces se vive mejor en la propia ignorancia… ¿no crees?
- A veces las personas encuentran en sí mismas el mejor destinatario de sus mentiras… eso es lo que creo.
Canción de la semana: “Dime ven” (Motel)
“Dime que me crees, dime que me crees, dime que sientes cuando me ves, o cuando me voy, cuando no estoy… dime ven, ven, dime ven, ven, dime… Dime otra vez nunca te olvidé, dime que quieres volverme a ver sin importar lo que vendrá…”
Etiquetas: corazón derecho