¿Sabes? Cada vez que pienso que te vas allí sola, sin papá, sin mamá, sin Luis, sin mí… cada vez que lo pienso y cada vez que se acerca el momento, me pareces más valiente. Sigues siendo una pijita; tus collares, bolsos y pendientes me siguen pareciendo una horterada, y muchas veces me sigue dando la sensación de que las cosas que te hacen feliz (como el otro día cuando me dijiste que habías conseguido engañar al chico de la barra al partir la consumición en dos), son bastante absurdas, pero eres valiente. Y yo no. Y con eso ya ganas muchísimos más puntos de vida. Te envidio. Te envidio porque sé que vas a llegar allí y no vas a dejar que el mundo te coma, te lo vas a comer tú a él. Y me alegro, porque si alguien te hace algo yo cojo un avión privado si hace falta y saco la valentía de las entrañas, de donde ni siquiera existe. Ten cuidado. Mucho. Muchísimo. No te fíes de nadie y no dejes que nadie se fíe de ti.
A partir del jueves voy a tener el coche blanco para mí sola; nadie va a dar puñetazos en la pared cuando coja la guitarra a las cuatro de la tarde; nadie me va a repetir lo rara que soy ni me va a dar consejos de lo que debo o no debo hacer con mis amigas de la residencia; nadie va a invadir la encimera de mi habitación en cuanto desaparezca; nadie me va a decir que me arregle un poco cuando salga por Madrid; nadie me va a reprochar que no le cuento nada de mi vida; nadie me va a llenar la maleta de ropa sucia algunos viernes; nadie me va a decir que soy una chivata; nadie me va a echar la bronca porque haya cogido las planchas del pelo y el secador y no los haya devuelto a su sitio; nadie va a ir al baño en el momento preciso en el que hay que poner o recoger la mesa; nadie va a acaparar el cuarto de baño durante horas y horas… pero nadie va a hacer tampoco de hermana pequeña. Y eso… eso lo voy a echar de menos. Mucho. Muchísimo. Aún no sé de qué manera ni en qué momentos; quién sabe, quizás cuando lo haga, coja el metro, me vaya al Ikea, y me ponga a mirar por una de las ventanas de la decoración… a lo mejor allí te siento más cerca y puedo llegar a hacer que me veas sacándote la lengua…
Me quedo con tus zapatillas viejas, tú llega pisando fuerte.
Cucurrucucú Paloma… cucurrucucú Jeg elsker deg (está en noruego… pero digo yo que en algo se tiene que parecer al sueco). No des mucha guerra.
Canciones de la semana: “Y sin embargo” (Joaquín Sabina)
“Y sin embargo cuando duermo sin ti, contigo sueño”