Chiquitita. Sentada en una butaca, esperando a que las cuatro sillas del escenario que os esperan sientan el peso de vuestros cuerpos sobre ellas, me siento chiquitita. Por alguna razón que no comprendo, estoy nerviosa. No he leído ninguna de vuestras novelas y, sin embargo, ya tenéis mi admiración. Bajo la cabeza y coloco mi mirada, avergonzada, sobre el papel. No sé si tengo derecho a soñar que un día pueda estar yo ahí arriba; con mi micrófono, mi botella de agua, mirando a mi público, por el simple, y a la par complejo, hecho de que haya escrito una novela que haya aterrizado en la mesa de un editor que haya confiado en ella; una novela que haya conmovido a más de la media de veinte lectores que habitualmente me comentan en el blog… Que haya… que haya… ¿Qué Hay?...
Quizás fuese mejor escritora que periodista… quizás… Tengo una pregunta apuntada en el margen del cuaderno, por si, de repente, mi timidez deja de colgar de uno de los focos del techo y para de alumbrarme. Es una buena pregunta. Sí, creo que es buena. En cuanto empiece el turno, levanto rápidamente la mano, antes de que me arrepienta. Voy a mirar dónde se coloca el chico del micrófono; tiene que saber que quiero preguntar, que voy a preguntar. Esto se retrasa demasiado y voy a empezar a pensarme todo lo que he pensado. A ver si he renunciado a escuchar a un premio Nóbel para que ahora esto se cancele… No, no, es imposible; te he visto salir del hotel y me has saludado como si te acordases de cuando te paré la otra noche para decirte que me habías resultado interesante. Quiero certificar que no me equivoqué.
Por fin llegáis y sonrío. Desde dentro desde fuera me veo ridícula, absurda, como una niña de quince años que se emociona por la llegada de su cantante favorito al escenario. Pero me hace ilusión; me hace ilusión saber que durante una hora me van a hablar de lo que más me gusta, escribir. Tienes cara de chiste; pareces gracioso, me voy a reír contigo. Y tú; tú me resultas una vez más absolutamente atractivo. Y tú; tú relájate… te han, te hemos, esperado… tranquilo… Empiezas a hablar… chiquitita, chiquitita, chiquitita…
Disco de la semana: “Todavía” (Tiza)
Canción: Puntos de vida… “Y voy de fase en frase, deseando ser la esquina donde alguien se pare a repostar; ligera de equipaje, con un beso en la frente y otro un poco más allá... Tengo tantas vidas en las que me muero que no sé si podré resucitar...”