Ayer decidí que hoy tenía que escribirte. Estuvimos hablando de ti; bueno, de ti no, porque yo, como siempre, casi no abrí la boca. Estuvimos hablando de otras como tú; bueno como tú, como tú... tampoco. Como tú no hay ninguna, ya te lo dijo el enano una vez. Estuvimos hablando, y yo no dejé de pensar en ti. Me sentí la persona más orgullosa del mundo. Me gusta que seas así, que siempre hayas confiado en cada una de mis palabras y apoyado cada una de mis decisiones, aunque no estuvieses del todo de acuerdo con ellas. Me gusta que aunque nunca hayas sido, ni serás, mi mejor amiga, porque nunca te dejaré serlo, me creas cuando te cuento cualquier cosa. Me gusta que no te quejes ni me preguntes, o que lo hagas solo cada tres meses y porque ya no aguantas más, por lo que no te cuento... Me gusta que insistas una vez y que siempre acabes aceptando un silencio como respuesta. Me gusta saber que no tengo la necesidad de mentirte cuando me voy de viaje, cuando me quedo a dormir en casa de algún amigo, o cuando en mi vida aparece algo o alguien que no estaba previsto. Me encanta que siempre hayas confiado en mi criterio para elegir a la familia que tú no me diste, a mis amigos, y que hayas llegado a querer a algunos tanto o más de lo que los quiero yo. Me gusta saber, porque estas cosas se saben, no se creen, que haga lo que haga siempre vas a estar ahí, siempre.
Nadie sabe abrazarme como tú y nunca nadie ha sabido ni sabrá decirme al oído lo orgullosa que está de mí como me lo dijiste un día en la cocina. Probablemente no te acuerdes, pero a mí no se me olvidará nunca; y no, no era ningún día especial, no hacía la comunión, ni la confirmación, ni era mi primer concierto, ni mi primer día fuera de casa. Posiblemente fuese viernes, o sábado, ni siquiera era un domingo de esos en los que me voy algo triste y te dejo triste, deseando que vuelva a ser viernes para verte otra vez... aunque la nostalgia se me pase al cabo de dos horas y me encante estar en Madrid de nuevo. Era un día cualquiera, como hoy; un día de diciembre que se disfraza de primer domingo de mayo... otro día de la madre más.
Felicidades (para mí).
Canción de la semana: Dúplex (Miguel Domingo)