Los cristales del baño se van empapando de vaho y sigo ahí, levantando los brazos y cerrando los ojos a la par que el gel y el champú me ceden sus burbujas para ir encerrando en ellas cada uno de los momentos del partido... o de todo el campeonato. Hoy, desde luego, no ha sido mi día. He marcado un gol, sí, pero eso no significa nada; mi prima no ha metido ninguno y, sin embargo, una vez más, ha sido la mejor. Si de algo me alegro es de que hayas sido tú quien haya marcado los otros cuatro. Te lo merecías y se lo merecía; estoy segura de que te ha visto desde algún lugar y se ha sentido orgullosa. Yo sabía que tú tenías que jugar este partido; no había nadie en el equipo que lo fuese a entender mejor. Me enfrento de cara al chorro, cerrando con fuerza los párpados y la boca. Sacudo un poco la cabeza, vuelvo a mirar de frente y sonrío al recordar el golazo que os habéis marcado. ¡Qué cabronas! Somos un equipo y eso es lo que nos ha hecho ganar una vez más. Somos buenas... sí, somos buenas.
El agua sigue corriendo y, poco a poco, lo que al principio era una manera de borrar el sudor del cuerpo y la congestión de la cara, se va convirtiendo en refresco, en alivio. El asma por fin me ha dado tregua y cada vez toso menos. Me ha jodido que apareciese justo hoy; justo cuando no tenía que aparecer. Habré hecho un mal partido, pero juro y perjuro que hoy lo que me sobraba era la motivación. Quería salir a correr, a gastarme, a presionar como pocas veces lo hago... y por culpa de la maldita respiración me he quedado a un pulmón de conseguirlo... Me cae por la nariz descendiendo hasta los labios, resoplo y me voy dando cuenta de las heridas que me ha dejado la batalla en el cuerpo. Un arañazo en la parte inferior de la muñeca, un rasguño que parece marcar el camino hasta el codo y otro que se intenta interponer entre las líneas de la palma de mi mano, y que contribuye a la incertidumbre de mi futuro, un moratón en el costado y otro cercano a la espinilla. Este árbitro solo ha pitado el penalti que nos ha dado el empate y que ha sido la única falta que en realidad no era.
Cuelgo la ducha en su sitio. Cierro el grifo. Me seco la cara con el albornoz. Final del partido. Enhorabuena campeonas.
Disco de la semana: Todo llegará (Rebeca Jiménez)