¿Qué tal te tratan por allí? Seguro que cuando llegaste estaban el tío y la abuela bisa esperándote para recibirte con los brazos abiertos. O con las alas; porque seguro que tienen alas. El tío seguro; no me digas que no, porque siempre he sabido que era mi ángel de la guarda. Y ahora tengo dos. ¿A ti qué tal te quedan? Tienes que estar gracioso. Espero que te hayan llevado a comer a algún sitio de esos que te gustaban a ti; no me creo que no haya una Plaza Mayor con una terraza en la que te tomes el vermú todos los domingos. Y con lo esmirriado que estabas los últimos días, espero que te hayan alimentado bien y te hayan devuelto el aspecto que tenías antes de todo... ¿Sabes? No te enfades, pero no me gusta mucho mirar las fotos y verte tan guapo. Me da rabia pensar que mis últimos recuerdos de ti no son así. Y me pongo triste. La abuela lo hace todo el rato; mirar las fotos y ponerse triste, incluso a veces la saca del bolso y se pone a besarla sin sentido... no le podemos culpar, y aunque no me guste nada cómo se comporta algunas veces, llego a entenderla un poquito. Ella sí que te echa de menos. Muchísimo. Pero está siendo tan fuerte como lo fue cuando aún estabas aquí. El otro día le dije una cosa y se puso más triste; creyó que yo no creía que después de esto hubiese otra vida, que nos fuésemos a reencontrar... y ya ves, si me viese escribiéndote... Pero tú ya sabes cómo es; entiende lo que quiere entender, y a veces entiende mal. Como todos, claro.
Bueno, yo te escribía por algo... algo por lo que ojalá no tuviese que escribirte, pero la vida es muy puta a veces, y hay personas a las que no les da tanto tiempo aquí abajo como te dio a ti para disfrutarla. Quiero que vayas a recibir a la madre de una amiga; que la vayas a recibir como seguro te recibieron a ti. Tiene que estar a punto de llegar porque se ha ido esta tarde, desde Alicante, y fíjate, hasta en Segovia se ha puesto a llover de repente. Quiero que la cuides allí tanto como yo voy a intentar cuidar de su hija aquí. Que no le falte nada. Que le presentes al tío y a la abuela bisa y cuando necesite un abrazo estéis allí alguno de los tres para dárselo. Quiero que le enseñes tu nueva Plaza Mayor, tu nueva calle Real por la que des paseos, que le presentes a tus nuevos amigos... aunque ella sea mucho más joven, pero nunca está de más conocer gente. Quiero que no se sienta sola. Pero sobre todo, quiero que le enseñes cómo ponerse en contacto con mi amiga, como tú lo estás conmigo, para que le dé fuerzas y solo le permita llorar lo justo, porque a veces los abrazos de los que estamos abajo no son suficientes... ¿Me prometes que lo vas a hacer? Por favor, inténtalo...
Gracias... Espero que tú también nos eches un poquito de menos. Te quiero.
PD- ¡Ah! Se me olvidaba, si te encuentras con Dios un día de estos, por favor, dile que deje de comunicar, que en el tópico de cáncer sigue la guerra... y si llega a tiempo, quizá exista la posibilidad de salvar al abuelo de alguien muy especial para mí...
Disco de la semana: Tristefeliz (Luis Ramiro)