Yo vine aquí para hacer algo grande. Y sigo estando convencida. Y sigo pensando que lo grande no es siempre lo más grande; o al menos, no lo que parece más grande. Tú lo sabes bien. ¿qué tamaño tenían aquellos guisantes que nos comíamos cada noche con los ojos? Una o dos páginas. Cinco como mucho. Y sin embargo, son lo más grande que ha aplastado mi mirada. Y yo quiero que dentro de un tiempo, en algún lugar, a alguna hora de la noche, o del día, incluso de la bostezadora tarde, alguien pase sus pupilas como una apisonadora sobre mis letras y se sienta grande; incluso si están escritas a cuerpo 9 Times New Roman. Eso será grande. Eso será haber hecho algo grande. ¿Lo entiendes? Por eso no puedo dejar que nadie me siente en una silla a esperar cómo otros intentan hacerse grandes. Porque soy yo la que vino aquí para hacer algo grande. Yo. Yo. Yo.
Yo vine aquí para hacer algo grande. Y lo sé. Y creo que no hay mejor manera de hacer algo grande que olvidándome de lo aparentemente grande. Como dijo aquel pequeño gran hombre llegado desde el planeta Asteroide B612, lo esencial es invisible a los ojos. Y yo ahora no veo nada. Nada de nada. Así que lo esencial tiene que aparecer; es cuestión de segundos, de minutos, de horas de días. Estoy convencida. El amor también es ciego y queriéndote (sí, así de mal, pero así, con tanta inmensidad e intensidad) consigo algo grande cada vez que te veo. Y eso solo puede ser una buena señal. Igual que la de los guisantes. Yo vine aquí para hacer algo grande. Y no hablo de dimensiones, hablo de sensaciones. Y lo pienso conseguir.
Canción de la semana: Please forgive me (Bryan Adams)“So if I love you a little more than I should... please forgive me I know not what I do, please forgive me, I can’t stop loving you...”